¿Quieres saber algo impactante? Después de cientos de discursos, aún siento exactamente lo mismo cuando estoy entre bambalinas; me sudan las manos, se me acelera el corazón, la cara me arde, etc.
Fisiológicamente estoy en un estado de excitación. Estoy a punto de entrar en acción y mi cuerpo se está preparando. Siento lo mismo que me haría sentir el miedo, pero lo direcciono de forma positiva.
Cuantos más discursos doy, más cómoda y segura me siento acerca de lo que digo, pero cuando gané confianza en mi habilidad, me di cuenta de que los sentimientos en mi cuerpo no desaparecían. Y fue entonces cuando me iluminé y vi que a lo mejor esto era simplemente la forma que tenía mi cuerpo de prepararse para hacer algo guay, para algo potente. Así que empecé a decirme que estaba entusiasmada, en vez de decir que estaba nerviosa.
¡Di que estás entusiasmado!
Yo nunca supe que mi «truco» estaba respaldado por ciencia de la buena, y que se llama «reformulación de la ansiedad».
Reformular tu ansiedad en entusiasmo realmente funciona. Es tan sencillo como poderoso. Alison Wood Brooks, profesora de la Escuela de negocios de Harvard, ha llevado a cabo un estudio tras otro para demostrar que no solamente funciona para reducir la ansiedad, sino que hace que obtengas mejores resultados en exámenes de mates, en expresión oral, etc.
En definitiva, como la ansiedad es un estado de excitación, es mucho más fácil convencer a tu cerebro de que esos nervios son simplemente entusiasmo, que no intentar exacerbadamente calmarte.
Al utilizar esta técnica en experimentos que iban desde cantar en un karaoke, dar un discurso ante una cámara o hacer un examen de mates, los participantes que decían «qué ganas tengo», lo hacían mejor en cada uno de los retos que esos participantes que decían qué «nervios tengo».
Lectura adaptada del libro «El poder de los 5 segundos»
de Mel Robbins.