La importancia de valorar cada logro y el papel que cada quien juega.
Mi hija quiere ser segundo violín. No primero ni solista, ella lo que quiere es tocar tranquila en un segundo plano, porque eso le hace feliz. Pero normalmente el mundo está hecho para los que quieren ser famosos, para los que sueñan con ser los primeros.
En el colegio puede que se esté premiando, igual demasiado, a los que levantan la mano, los que exhiben sus logros y se sienten cómodos siendo el centro de atención.
En la universidad lo mismo, a los que defienden su opinión con uñas y dientes, a los que no se sienten vulnerables ante la posibilidad de exponerse en público… Y en lo que respecta al mercado laboral, sobrevaloramos a los que alzan su voz por encima de los que hablan bajito, aunque aquellos no digan nada nuevo.
Para ese mundo existente, convertirse en segundo violín de una orquesta no es lo que una niña debería querer ser de mayor. Pero creo que el problema no es de ella, sino de ese mundo. Porque la maravilla de una sinfonía sólo es posible gracias también a los que sueñan con ser segundos violines.
Carolina Vázquez. Inverness (Escocia)
Publicada en El País.